En estos fríos días de febrero de 2023 estamos viviendo una situación llamativa en cuanto a la intención de Vox de presentar una moción de censura al gobierno de España. Que se proceda así no tendría nada de particular si no fuera por la elección del representante de dicho grupo, el doctor Ramón Tamames. Y es que se trata de un economista de renombre, profesor universitario y político de larga trayectoria. Además de su avanzada edad, 89 años, está llamando mucho la atención el hecho de que desde sus inicios en el clandestino Partido Comunista de España, ahora se adhiera a las críticas e iniciativas de un partido conservador o de ultraderecha.
Lo que más sorprende de algunas críticas leídas y escuchadas es una especie de bloqueos parciales u olvidos a la hora de criticar dicha opción personal y política. Es decir, si el presidente del gobierno de España, también doctor, Pedro Sánchez, utiliza esa peculiar ruta ideológica como elemento negativo quizás podría mirar más detenidamente a su partido, en el que militan, o han militado, tránsfugas, chaqueteros o sabios, según se mire.
De siempre se ha dicho que es de sabios rectificar, máxima poco corriente en nuestro país. Pero, es más, al presidente del gobierno se le olvidó, o no quiso recordar, algunos otros partidos en los que recaló este político cuyos valores y planteamientos, por cierto, han merecido, casi siempre y por casi todo el mundo, el elogio. Por ejemplo, en los años del llamado "rodillo" (para algunas causas, era en realidad una apisonadora) de los gobiernos de mayorías absolutas o compartidas con la derecha catalana que luego se convirtió en proscrita por sus causas flagrantes de corrupción, personas o, mejor dicho, personalidades de la talla de Ramón Tamames mantenían la crítica como principio y apoyaban "causas" perdidas.
Al hablar de estas cuestiones nos viene siempre a la memoria el muy versátil Jorge Verstringe (que desde partidos y asociaciones de extrema derecha y derecha llegó a ser afiliado al PSOE, pasando después a otras formaciones de izquierda o ultra-izquierda), pero, más recientemente, un socio del gobierno actual, Pablo Echenique, estuvo en el partido Ciudadanos para, por el momento, quedarse en Podemos. El listado sería muy largo y pienso que, o criticamos el fenómenos y a todas esas personas o debemos aceptar que, siendo legal, no hay nada más que decir.
En la provincia de Ciudad Real, sin ir más lejos, esos saltos de partido y cambios de color, de siglas y de ideas han sido la tónica, si no general, sí muy frecuente e igualmente llamativa y, por cierto, multidireccional: alcaldes del Partido Popular que estuvieron en el PCE, o del PSOE que estuvieron en el PP y en el CDS, o gestores que, proviniendo del PCE y de Izquierda Unida recalaron como "independientes" en instituciones gobernadas por el PP...
En fin, me quedo con esa forma de valorar a los políticos tan de la calle que viene a decir que lo importante son las personas y no los envoltorios o las etiquetas.
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