martes, 6 de mayo de 2025

Churro grande, churro pequeño...

 Deben ser como las ocho de la mañana. Churrería en ciudad mediana con mucha clientela. Una mujer de unos setenta y pico está sentada en un taburete en la barra. Es clienta habitual. Llega un hombre de algo más de sesenta, también es cliente habitual. Les ponen el café directamente porque los conocen. Esperan a que lleguen las bandejas ovaladas metálicas con el churro correspondiente. Uno es grueso y otro fino. La señora pregunta al camarero que si no los tiene finos. Le dicen que ya no quedan más que se tiene que esperar unos minutos. El hombre le dice:

-Señora, perdone, yo si quiere se lo cambio. Yo prefiero los grandes.

-Ah, pues sí. Es que tan gordo, si no tiene na más que masa...

Se los intercambian y se dan las gracias mutuamente. El camarero da el periódico provincial gratuito al hombre, como cada mañana, entre lunes y viernes. La señora lo rechaza con una leve negación de cabeza, mientras muerde su churro fino, sin tanta masa.

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