viernes, 4 de abril de 2014

Un inspector retira un castigo a una alumna de Primaria.

Los hechos tuvieron lugar hace unos días. Los detalles, de entrada, son indiferentes. Un maestro de Primaria pone un castigo a una alumna de Primaria. Se trata de desobediencia y el profesor quiere que la alumna sea consciente de lo ocurrido y pida perdón a otra alumna y le arregle o compre un objeto de un coste de unos 60 cts. que le ha roto.
Al día siguiente los padres se presentan en la puerta de la clase a las nueve de la mañana y el profesor les dice que tiene clase y que las horas de visita son los lunes a las dos, por lo que los emplaza a reunirse. Ellos no dejan de decirle que la medida es injusta, que no están de acuerdo y que no consideran que su hija merezca ese castigo.
A las doce, hora del recreo, como la alumna se ha quedado castigada, como otros alumnos y alumnas, los padres entran al colegio y vuelven al aula del profesor. El profesor les repite las normas del colegio y les dice que hablen con el director, como así hacen. El director les ratifica esa norma de la visita de padres y cómo los castigos de esta índole son de cumplimiento inmediato.

El lunes los padres asisten a la reunión aunque ponen en duda las normas aludidas y se van sin terminar la reunión y sin hablar de la causa real del castigo.

Al día siguiente se dirigen a la Inspección educativa y hablan con la jefa del servicio y con el inspector. El inspector, sin llamar al profesor ni preguntar al director, delante de los padres, llama al colegio para retirar el castigo a la alumna...
¿Qué más decir? ¿Hay muchos detalles más que chocantes pero lo curioso, lo que llama la atención, es la nula confianza de la Inspección en sus profesionales. Destaca esa forma de proceder de quitar la razón por completo a un profesor y a un director sin escucharlos. 
¿Es posible que el profesor se equivocara? Claro, es un ser humano, afortunadamente. ¿Y el director? En la misma medida.
¿Fue correcta la actuación de los inspectores que intervinieron? Es más que dudoso. ¿Y la de los padres? En la misma medida.
Por cierto, la niña pidió perdón el jueves siguiente y entregó un cromo nuevo a la otra niña, una semana después de lo que debería. Nada que decir, si acaso de sus progenitores y de los posibles consejeros...