Voy conduciendo. Lloviznea. Cambio dos o tres veces de emisora. En Radio Nacional de España espero escuchar las llamadas "noticias" pero en ese momento comienza una entrevista al político José Bono Martínez. Como suele hacer, primero empieza a hablar de un tema, sin que se sepa bien dónde quiere llegar, para terminar dando el volantazo e impactar en sus particulares dianas. Así, diserta sobre la escasa soberanía del pueblo, tanto como para que el entrevistador le pregunte que si ha variado su opinión sobre el fenómeno y los participantes en el 15-M. Bono cuenta una anécdota de las suyas en las que asoma su ego, inicialmente camuflado. Arremete contra los "podemitas", contra los jóvenes que le gritaron que no les representaba, contra los policías que, para protegerlo, quisieron llevarlo al edificio que fue sede de la Dirección General de Seguridad pero, ¡lagarto, lagarto! era peor el remedio que la enfermedad, allí estaba Esperanza Aguirre.
Suelta el "ex-tantas cosas" (ex-presidente de Castilla- La Mancha, ex-ministro, ex-presidente del Congreso de los diputados...ex-candidato a secretario general del PSOE y a presidente del gobierno de España...¿ex-buen chico de derechas?) ... que en España no se lee, curiosamente cuando está promocionando su último libro. En realidad es un ataque a los independentistas catalanes. Resuelve la ecuación con un par de citas, cubriéndose de ese halo de intelectualidad y autoridad moral de la que suele hacer gala. Choca esa afirmación viniendo de un político que, durante tantos años, ostentó el poder y que, entre otras cosas, mandó a la imprenta auténticos pestiños auto-laudatorios, por no hablar del ladrillo de sus discursos, que también fue enviado a escasos días de unas elecciones hasta el último rincón de esa región llamada Castilla-La Mancha, incluyendo a colegios públicos de Educación Infantil y Primaria en los que no había, precisamente, buenas bibliotecas escolares, sino todo lo contrario.
Abunda el autor del nuevo libro sobre su experiencia política en el gran poder de los líderes políticos, ensombreciendo así el altísimo respaldo dado por la militancia a la reciente consulta del PSOE sobre el pacto con Unidas-Podemos. Recuerda como ¡Felipe González lo mandó a Castilla-La Mancha!, dando a entender que el secretario general se lo quitó de en medio y lo mandó "a provincias". ¡Qué vergüenza, José Bono! Después añade algo así como que estuvo bien y que, por supuesto prefiere a Felipe González a otros. Pero dicho queda, lo ningunearon enviándolo a una comunidad autónoma como Castilla-La Mancha y, es de suponer que, él, José Bono, miembro del P.S.P. recién integrado en el P.S.O.E, esperaba y ansiaba algo mejor.
En fin, como tantas veces he dicho, nos dibujamos cuando hablamos. Llego a mi destino. Apago la radio. El programa seguía. Siguen cayendo unas gotillas finas de agua.