viernes, 2 de julio de 2021

La diferencia entre la anécdota, el secreto profesional y el derecho a la intimidad.

 ¿Qué diferencia hay entre una anécdota, el secreto profesional y el derecho a la intimidad? Seguro que hay personas que han trabajado estos temas y que lo tienen claro. De entrada no parece fácil marcar las líneas que pueden separar, de una manera clara, estos conceptos. 

Una persona que acude a un profesional está protegido en todo lo que le pueda ocurrir por la discreción, el secreto profesional y el derecho a la intimidad. ¿Es así? Parece lógico pero si echamos un vistazo a todo tipo de mensajes nos damos cuenta que la realidad es mucho más compleja. Hemos escuchado y leído cientos de veces "casos" acaecidos a diferentes trabajadores. En la mayoría de las ocasiones se les intenta dar un toque de humor pero otras muchas, en realidad, lo que aparece es la crítica, el deseo de poner a algunas personas, actitudes o conductas en su sitio, o la simple puya; vengancillas, de alguna manera, incluso sin diminutivo.

Se suele recurrir a la omisión de datos o al cambio de los mismos. También se manejan fuentes ajenas para alejar la posibilidad de la identificación de los protagonistas. 

Pero, ¿qué ocurre cuando lees, escuchas o ves que están hablando de tí, de una persona cercana a tí, de un ser querido?¿Dónde queda la intimidad?¿Es profesional ese traspaso de información totalmente privada de una esfera íntima a otra pública? 

Una vez una persona leyó una anécdota en un libro que le resultó extraordinariamente cercana. Además, recordó que otro hecho vivido por él se lo había reprochado una tercera persona, muy cercana a la única que podía haberla revelado, contraviniendo abierta y claramente su supuesta profesionalidad. Era curioso porque, a pesar del nivel supuestamente muy alto de responsabilidad, ambos habían caído en una falta cercana quizás, incluso, al delito. Por supuesto era de una falta de profesionalidad tan alta que dejaba al descubierto la bajeza de ambos. No eran, por otra parte, esas supuestas anécdotas algo gracioso sino muestra de algún problema y de la dificultad para solucionarlos. Le surgieron dudas sobre la forma de proceder y optó por el silencio. Dónde hubo confianza se instaló un distanciamiento creciente, desde la aceptación del malestar o dolor. A veces lo recordaba con cierta incomodidad. También pensó en la posibilidad de aclararlo abiertamente o en, siguiendo el ejemplo, soltar lastre, contar algunas interioridades nada positivas de los dos personajes públicos...pero optó por pasar página y, desde la lealtad y algo que quería ser nobleza, retomar el camino de la amistad.

Pero, la cuestión es que no tenemos, en general, una visión clara entre el anecdotario y el secreto profesional.

Por dar una pincelada de humor literario Italo Calvino escribió un cuento muy gracioso en su libro "Las cosmicómicas" sobre un mensaje leído en el espacio, en un cuerpo celeste situado a años luz, en el que se podía leer el mensaje "¡te he visto!"... 

Imaginemos lo que podría pasar si todos, o muchos, mortales fuéramos contando anécdotas intrascendentes o no de determinadas personas que hemos conocido, como aquel barbero del Callejón del Patacón (Penny Lane) que hacía fotos de cada cabeza que había visto.