Hoy, 12 de junio de 2015, viernes nos hemos enterado de la noticia, muy chocante, de la revocación del título de duquesa de Palma de la Infanta Cristina de Borbón, por parte de su hermano, el rey de España Felipe VI.
Si ha resultado inesperada y sorprendente la medida tomada por la Corona, más aún lo han sido las declaraciones de la recién investida presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Lo positivo es que cuando personas así hablan, arrojan luz sobre determinados temas con su enorme torpeza. Dice la presidenta andaluza, tras ochenta días sin ser capaz de formar gobierno, que la medida se debería haber tomado antes. Sin embargo no es ella un buen ejemplo, con los ex-presidentes Chaves y Griñán sentándose en sus correspondientes escaños...saltándose las promesas de la nueva presidenta y las exigencias de Ciudadanos, cacareadas hasta la saciedad.
Cabe preguntarse qué sentido tiene retirarle el título de duquesa a una persona que está imputada pero es más, aunque fuera declarada culpable, los títulos nobiliarios ¿es que son de quita y pon? ¿No se lo concedió su padre, el rey Juan Carlos I?
Desde luego no es ni medianamente lógico que se aplique esta medida. ¿Existen precedentes? ¿Qué legislación ampara la medida en cuestión? ¿Es legal? ¿Y si la infanta resultara inocente? ¿Y cuando cumpliera su condena, en caso de haberla?
No es ni justo ni sensato ni nada que se le parezca. Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da, no se quita...Lo que está ocurriendo con la infanta Cristina es sencillamente lamentable e injusto. Por muy hija de un rey y de una reina que sea, por muy hermana de un rey que sea, si la tienen que juzgar que la juzguen, pero nada más...su posición social no tiene por qué pagar más de la cuenta si convenimos, como parece que hacemos, que todos somos iguales ante la ley. ¿Por qué se debe ser más severo con ella?
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