Lo que para algunas personas es algo tan cotidiano que ni reparan en ello para otras supone un verdadero problema. Estoy hablando de esa conducta que denominamos "echar en cara" y que se puede denominar de diferentes maneras, con sus correspondientes matices, tonos, gesticulaciones, caras, situaciones...Así, se puede escuchar: reprochar, afear (la conducta), soltar (normalmente, soltarlo, soltarla), dejar caer, restregar ...
Cuando decía que para algunas personas supone un problema me refiero a que, por un lado, les resulta muy violento que les digan algo negativo pero también al hecho de que, por diferentes causas, les cuesta mucho recurrir a esa forma de comunicación que conlleva un cariz negativo, una suerte de ataque frontal que puede no casar bien con determinadas formas de ser, caracteres, costumbres, entornos, convicciones, deseos y hasta ideologías y creencias.
En el otro extremo, precisamente lo contrario. El reproche, en cualquiera de sus formas, como forma cotidiana de relacionarse. Y entre medias, millones y millones de posibilidades que tienen mucho que ver con factores no percibidos en la mayoría de ocasiones como pueden ser el lugar de procedencia, el carácter personal y/o familiar o el aprendizaje vivido (o sufrido,según se mire).
Lo curioso es que no se suele hablar mucho del tema. No suele aparecer ni en la gran pantalla, ni en la mediana ni en las ahora superabunantes y ubicuas, las pequeñas pequeñas, los móviles. En la radio y la prensa tampoco he topado con demasiadas alusiones, aunque quizás sean dos medios más ricos, en general.
Con el tiempo vamos aprendiendo a defendernos y, en la misma medida, más o menos, a "atacar", que puede ser una forma de ataque.
Una vez una joven, en una reunión familiar, tras varias intervenciones en las que se sucedían preguntas sobre cuestiones un tanto personales dijo algo así como: "yo también sé atacar", que me recuerda a otras formas parecidas como: "lo dejamos así o entramos en detalles...de todos".
En una ocasión, una persona que no había cumplido con su obligación y su compromiso profesional, para defenderse, dijo que no iba a permitir que se le afeara la conducta, y justo después inició su particular "repaso" (otro cuasi sinónimo de "echar en cara") a otros presentes, con la particularidad de que esos sí habían cumplido.
Son tantas las modalidades en pro y en contra que resulta difícil sintetizar. Desde luego es muy de agradecer cuando una persona te dice las cosas en su justo momento, con buenas maneras, delante de las personas justas...sin intención de dañar, ridiculizar o señalar. El respeto, la empatía, la cordialidad, lo que llamamos normalmente "educación" son motivos de aprecio y de agradecimiento. Y, en la otra orilla, ya sabemos lo que hay, y, muchas veces, quién o quiénes...
Decía Alfonso Ussía hace unas semanas en uno de esos artículos de La Razón que, como pimientos de Padrón, insultan o non...que un político reveló que hablaba muchos idiomas pero que, sobre todo, se sabía callar en todos ellos. Quizás sea esa una de las mayores virtudes del ser humano.
Continuará...
Continuará...