Hoy he leído, muy deprisa, el titular de un artículo de Ignacio Escolar en el que utiliza el término "blanquear" para referirse a lo que está ocurriendo en los últimos días con el regreso del rey emérito a España. No he podido leer la noticia y, sinceramente, no me interesa, pero, de pronto, me han venido a la mente varias ideas relacionadas con esta palabra. Por un lado me parece que se está usando mucho últimamente y eso tiene su parte negativa, como sabemos. A fuerza de repetirla deja de tener la fuerza expresiva y se carga de connotaciones quizás no deseadas.
Rápidamente he pensado si sería el vocablo adecuado para lo que está pasando o si, precisamente, se ha elegido para llamar la atención y trasmitir una sensación concreta de animadversión hacia los gobernantes, políticos y colectivos que ven con buenos ojos el regreso del monarca.
Aparecen en mi mente otros escenarios cercanos y lejanos en los que ese fenómeno del llamado "blanqueamiento" podría aplicarse con más propiedad, pero no merece la pena entrar en detalles. Cada persona tiene su idea formada, con o sin esa mano de pintura blanca. Por cierto, blanquear o dicho de otra manera enjalbegar o jalbegar es pintar de blanco lo que ya era o es blanco, es tapar los "esconchones", los parches, los desperfectos y manchas.
Lo curioso, lingüística y metafóricamente hablando, es que hay pinturas de todos los colores, por ejemplo, simplificando mucho, negra, verde, roja, azul, morada, naranja...y, por si fuera poco, en realidad, hay millones de colores, matices, texturas, mezclas, combinaciones, diseños...como la mismísima parte ventral de algunas culebras, de aspecto ajedrezado. Hasta nos encontramos con partes "pixeladas", tapadas, recortadas, camufladas...
Pero lo verdaderamente importante es que lo que se quiere, cuando se usa ese término, es lo contrario, es decir, manchar o, con más exactitud, ennegrecerlo todo. Hacer lecturas medianamente críticas y objetivas o escuchas, es suficiente para demostrar lo que digo. Cójase cualquier tema de actualidad y se comprobará como hay esa forma diametralmente opuesta de ver e interpretarlo todo. Blanquear o ennegrecer, verdear, azulear o enrojecer...sigue siendo demasiado evidente y poco realista, con la cantidad tan generosa de colores y matices que podemos llegar a percibir, siempre que estemos dispuestos a ello.
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