Creo que fue a un amigo a quién escuché por primera vez eso de "estar en la trinchera" para referirse a personas que tienen una actitud beligerante y muy centrada en sus ideas políticas. Me pareció muy ilustrativa y empecé, primero, a pensar a qué personas se les podría aplicar la expresión y después, a analizar situaciones concretas vividas.
Parece evidente que desde una trinchera, en el sentido literal del término, la visibilidad de la realidad es muy limitada. Si pensamos en el sentido figurado tengo la sensación de que la afirmación puede ser más discutible, dependiendo de quién opine. Pero parece evidente que desde un punto de vista determinado-léase ideología o posicionamiento-la objetividad, por difícil que sea, es mucho más difícil de conseguir.
Viene esto a cuento porque estos días Ian Gibson, el hispanista irlandés nacionalizado español desde 1984, ha publicado sus memorias. Con ese motivo ha hecho algunas declaraciones que me parecen que son perfectas para "retratarse". Me sorprende porque, además de temas literarios, ha realizado importantes trabajos de investigación histórica. Y es ahí dónde surge más que la duda la confirmación de que su posicionamiento le impide ver medianamente la realidad. Es como si, parapetándose en su currículum, en su alto nivel académico, en su trayectoria profesional...se pudiera permitir decir verdaderas barbaridades.
Así, un historiador de renombre que ha trabajado en profundidad temas tan complejos como los de la violencia en España y la II República y el Franquismo, que catergorice, generalice y simplifique la actualidad (y el pasado) demuestra cuán lejos está del más mínimo intento de comprender la realidad.
En fin, credibilidad muy cercana a cero la de Ian Gibson.
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