¿Quién nos iba a decir que una moción de censura -la segunda promovida por el tercer partido político más votado de España, Vox- iba a tener ese potencial expresivo y tan descriptivo tan extenso y tan intenso? ¿Cómo adivinar, hace unos meses que este penoso espectáculo se iba a producir? ¿Qué extraño poder decapante puede llegar a tener una decisión política como esta?¿Cómo entender, valorar y encajar este extrañísimo nerviosismo, incluso histerismo, partidista y mediático?
Yo, personalmente, no salgo de mi asombro. Todavía es muy pronto y tengo que leer, escuchar, pensar y reflexionar pero algo muy complejo está ocurriendo delante de nosotros con cierta claridad.
Intentaré explicarme sucintamente, como ha venido defendiendo el candidato a presidente de gobierno, el doctor y catedrático don Ramón Tamames Gómez (1933). Me sorprendió la noticia, como supongo, a todo el mundo. ¿Un ex-comunista pidiendo unas elecciones anticipadas con el partido más conservador de nuestro país con representación parlamentaria? Pero, ahí está el primer error, no valorar por mi parte un simple prefijo: "ex". Y es que desde jovenzuelo descubrí que prácticamente todos los escritores, los artistas y muchos políticos tenían trayectorias vitales de lo más contradictorias. Una simple mirada incluso a algunos presidentes de gobierno contemporáneos nos da una imagen bastante certera de lo que intento transmitir. Así, presidiarios por terrorismo han dirigido o dirigen países enteros por la vía que solemos denominar democrática. Un muy famoso "ex" es el actual presidente de Rusia...y no hace falta añadir mucho más.
La segunda idea que me sacudió negativamente tiene una larga tradición intelectual y religiosa y es la llamada "acepción de personas". Y es que en cuanto se supo que un hombre de 89 años iba a protagonizar esta iniciativa llovieron las críticas. Da igual que tengamos la Constitución Española o la Declaración Universal de los Derechos Humanos o que la religión Católica -mayoritaria en España y en occidente-que afirman que todas las personas somos iguales. Un octogenario, casi nonagenario, no se valora, en este mundo del usar y tirar, de la prisa y el abdomen tableteado y de las apariencias y las ondas.
Además, se trataba de un ex-comunista, un luchador por la Democracia y contra la dictadura que estuvo en la cárcel por defender sus ideales. Pero olvidamos u olvidaban muchas personas que desde 1989 Ramón Tamames Gómez, libremente, había abandonado su partido político y se había afiliado en otro, de centro. Duró poco tiempo pero hemos de entender que el suficientemente para que también se le pueda llamar "centrista", pero pesaba y pesa mucho más ese pasado marxista que el nuevo perfil, moderado y democrático (no está demás recordar que los comunistas y socialistas no se sentían demócratas sino partidarios de la dictadura del proletariado...y muchos siguen con esa idea). Fundó su propio partido y tampoco duró mucho en ese período. Desde luego, como si esa militancia imprimiera carácter, como los sacramentos de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, el haber sido comunista hasta los 56 años ya tenía que ser para siempre. Yo ya escribí sobre los tránsfugas hace unas semanas en este mismo blog.
Pero lo que más me sorprendió fue la actitud del gobierno y del PSOE. Ese malestar manifiesto, ese nerviosismo, esa preocupación rayana en la obsesión, ese mirar a su adversario más cercano, el PP, dejaba ver cuán poco democráticos podemos llegar a ser en la realidad. En los discursos no tenemos más pecho para ponernos más medallas pero cuando llega la ocasión se demuestra que las palabras y los discursos van por libre.
Me sorprendían los discursos en los que los miembros del gobierno argumentaban y sentaban doctrina de las razones por las que el PP debería votar en contra. Todavía sorprende más ese extraño y contradictorio empeño -con la aversión que se tienen-de encauzar y reconducir a las ovejas descarriadas, los díscolos del partido de derechas que lo único que quiere es arrebatarles el poder aliándose con la ultraderecha, "fascistas" todos, al fin y al cabo-de dictar el voto de los adversarios. Por si acaso, el PSOE fue el primer partido político que presentó una moción de censura, a sabiendas de que estaba perdida desde el punto de vista de los votos en el Parlamento.
Pero el resto de partidos también actuaba de forma un tanto sospechosa. ¿Tan demócratas y reacios a que se ejerza un derecho reconocido en nuestra legislación? ¿Tan amantes de la libertad y dictaminando lo que debería hacer el principal partido de la oposición? ¿Es a eso a lo que se llama izquierda democrática?
Y, en una coincidente sintonía, los llamados medios de comunicación social hacían lo propio. Contertulios, periodistas, expertos, todólogos la mayoría, emitían sus juicios de valor, y adivinaban el futuro, acertando todos siempre en los efectos que tendría o que debería tener esta irresponsable actitud. ¡Qué extraña forma de trabajar y de informar! Las descalificaciones y todo tipo de adjetivos han sido la tónica general, incluyendo esa acepción de personas antes mencionada.
Por si fuera poco y dado que el presidente de Vox prácticamente al inicio de su discurso expresó sus críticas hacia los llamados medios de comunicación las reacciones surgieron sobre la marcha. Por ejemplo, en Antena 3 rápidamente se hicieron los correspondientes comentarios. Al cabo de unas horas una asociación de la prensa (no recuerdo el nombre) emitía un comunicado de prensa posicionándose al respecto. En la primera cadena también se habló del tema y solo una de las contertulias dijo que esas afirmaciones también las habían hecho los políticos de Podemos en numerosas ocasiones. Por si acaso volví a consultar esa infografía (de la Revista El Informador) de hace ya unos años en los que se ve de quién es cada medio de comunicación en España. Bueno, no nos engañemos, ya sabemos que la cigüeña no trae los niños de París.
Así las cosas, el inicio de la moción de censura por parte de Santiago Abascal me pareció muy oportuna. Una enumeración muy completa de todas las descalificaciones y denominaciones negativas recibidas en este período previo venía a poner de manifiesto lo que digo.
Yo no voy a entrar a valorar ni la oportunidad ni su ausencia ni el contenido ni el vacío pero desde luego las reacciones han sido muy muy expresivas. La utilización del tiempo por parte del presidente del gobierno, nefasta, y, sin haber podido ver completa la retransmisión, la actuación de Patxi López, digna del mayor de los olvidos.
Cada cual se ha retratado y, sinceramente, el resultado nos presenta un cuadro desalentador. Esas verdades, esos dogmas, esas afirmaciones de unos y otros son preocupantes. Preocupante es esa obsesión con la guerra civil y la II República, el uso de absolutos, los ataques personales y, sobre todo, el ejercicio del poder de forma tan poco respetuosa. Por ejemplo, las preguntas del candidato podrían haberse contestado en lugar de descalificarlo una y otra vez. Lo bueno es que todas y todos hemos salido ganando y eso es lo que dicen todas sus señorías. Pero no parecía que fuera a ser así, a juzgar por ese ajetreo que se han traído estas semanas previas.
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