sábado, 1 de diciembre de 2012

Loh rompeh...

Cuando yo era pequeño, hecho que tuvo lugar en los años sesenta del siglo XX, pero que aún perdura en mí, cincuenta años después, los chicos jugábamos a "loh rompeh", es decir "los rompes", una especie de sustituto gratuito de los cromos, palabra que no usábamos. En Villarrubia de los Ojos hablábamos de estampas, con nuestra pronunciación típica, "ehtampah".
Los rompes eran una de las caras de las cajas de cerillas, que por cierto eran más pequeñas que las de ahora, que llevaban una ilustración o fotografía. Esa cara se rompía y se coleccionaba y ataba en un montoncito. Después se cambiaban y había un juego en el que los diferentes jugadores ponían cada uno sus rompes juntos pegados a la pared, a la altura de la cintura y se dejaban caer. Creo que dependía de que cayeran de cara o no para que fueran ganadas o perdidas, aunque era demasiado pequeño y no sé si llegué a conocer todas las normas. Sí que recuerdo que había chicos que tenían tacos que me parecían impresionantes, quizás de un grosor de diez o quince centímetros.

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