Hace ya unos años un pedagogo apuntaba que, tras el fenómeno de la proliferación de libros sobre (mayoritariamente contra) la Educación en España, había, por ejemplo, intereses económicos. También puede haber y de hecho hay una intención más o menos clara de desmantelar o justificar el desmantelamiento del sistema público de Educación.
Hay autores que quieren aportar su trabajo, los resultados de sus estudios y de sus investigaciones. Hay personas que, de alguna manera, venden...Venden su discurso, su tesis, sus libros, sus cursos, sus charlas...Es legal, suponemos, si todo se hace legalmente. Es lícito. Es...En realidad es extraño. Me intento explicar. Es curioso que haya profesores, estudiosos, "expertos" que vayan impartiendo cursos, dando conferencias, difundiendo sus propuestas pero que partan de supuestos casi siempre, por no decir siempre, que no se corresponden con la realidad. No he oído o leído a nadie hablar de lo complejo y vasto que es nuestro sistema educativo. Nuestro sistema educativo no cabe en unas simples cifras, en unas cuantas frases, en una mera referencia negativa ni en el título de un libro ni en la denominación de una metodología más o menos nueva.
Esa sería la primera gran crítica a hacer a esas personas que lanzan sus ideas como si fueran verdades absolutas. Recomendable es aplicar el principio de incertidumbre de Heisenberg, adaptado a estas realidades no tan tangibles como las de las ciencias físicas.
La segunda sería recordar que si se va de innovador, de intelectual, de científico,...convendría no poner ejemplos falaces, argumentos vacíos o falsos. Así, la idea de que "la escuela" actual, la de 2017 es idéntica a la del siglo XIX o incluso a la que surgió de la Revolución Francesa nos sitúa en un escenario conceptual, metodológico y epistemológico verdaderamente penoso. Es falso, radicalmente falso...pero vende, es pegadizo, es muy gráfico. Le decía a una amiga que para hablar de la educación del siglo XIX hay que saber cómo era la educación del siglo XIX. Me temo que hay personas que hablan y no se han tomado la molestia de leer un poco sobre el tema. Recomiendo leer algunos de los muchos artículos de Luis Bello de su extraordinario trabajo "Viaje por las escuelas de España" de los años veinte del siglo XX...por ir atando cabos.
Yo paso ya del medio siglo de vida y si echo la vista atrás, a mis vivencias como alumno, sencillamente alucino. Recuerdo lo que me contaban los compañeros y compañeras cuando empecé a trabajar hace veinticinco años, y me resulta chocante esa afirmación demoledora.
Que si los alumnos y alumnas se sientan igual, que si la pizarra y la tiza...En fin, tópicos que funcionan bien por eso, porque conectan muy fácilmente con algo oído ya demasiadas veces. Llueve sobre mojado. Pero es sencillamente falso. También nos sentamos mirando para adelante en nuestros coches, como hace cien años...
Mi tercera crítica es muy elemental. Se suele generalizar y tirar por tierra todo el sistema educativo. No se reconoce la diversidad del sistema educativo español, lo mucho que puede tener de bueno, las grandes diferencias que puede haber incluso en un mismo colegio. A veces se reconoce el esfuerzo del profesorado para, a continuación, iniciar la crítica destructiva y basada en opiniones y generalizaciones sin fundamento.
La cuarta tiene que ver con los interlocutores. Es posible escuchar a estos expertos hablar de las evidencias científicas, del respaldo de la comunidad científica internacional, en torno a sus planteamientos y que incluso se encuentren sentados en la misma mesa autoridades de ese supuesto nefasto sistema educativo que se quiere cambiar. Parecería lógico que hablaran primero entre ellos, que los expertos plantearan sus mejoras, sus avances, sus rompedoras propuestas a los políticos y gobernantes. No tiene mucho sentido que un prestigioso investigador se siente con políticos y responsables y lance sus ideas a un público que quizás no tenga ningún poder de decisión.
Y por último, cuando lees, escuchas y piensas te asalta otra duda. Estas personas que parecen tener la solución para todos los males de un sistema educativo anclado en el siglo XIX ¿se habrán puesto de acuerdo entre ellos para ver cómo se pueden compaginar o coordinar sus propuestas?
Sigo pensando, con todo respeto, que hay mucha literatura educativa y que como tal debe ser tomada. Sigo recomendando la lectura del libro del fallecido profesor Esteve "La tercera revolución educativa" para poder entender lo que está ocurriendo. Desde luego todo esto no significa que no piense que hace falta una nueva y buena ley de educación tan consensuada como sea posible y dotada de todo lo necesario. Y tampoco significa que no haya mucho que mejorar y que nuestro sistema educativo sea tan criticable como sea necesario. Desde luego en el siglo XIX la inmensa mayoría de alumnos y alumnas apenas pisaban la escuela, por poner un ejemplo.