jueves, 17 de diciembre de 2020

Recuerdos de infancia, adolescencia y juventud, 2: Un rayito de luz de la Inmaculada.

 Yo estaba interno. Tenía diez años. La primera noche me costó mucho trabajo dormirme. Me asombró y alegró comprobar como, ya con las luces apagadas, a las once de la noche, de aquel inolvidable 17 de septiembre de 1972, un rayito de luz que partía de la corona de la Virgen Inmaculada que lucía en el centro del dormitorio. Pensé que cuando se lo contara a mi madre le encantaría. Lo cierto es que cada noche, antes de dormir, ya apagados los tubos fluorescentes, miraba a la Virgen y me sentía protegido e iluminado por esa lucecilla que, se antojaba, estaba dirigido a mí. Mis oraciones y a dormir.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Recuerdos de infancia, adolescencia y juventud. Los bocadillos de tortilla con cebolla de Grao.

 Han pasado casi cincuenta años. Quizás este breve relato no se entienda por nadie o, quizás, por muy muy pocas personas. Pero me da un poco igual. Yo siento la necesidad de contarlo. Hoy, en el cine, de pronto me he acordado de una anécdota de mi infancia. Yo tenía diez años. Era uno de los más de doscientos alumnos internos de un colegio escolapio de Madrid. Los lunes tenían una mezcla de duros y reconfortantes. No sé si lo sabré expresar en su justa dimensión y con la profundidad que suponía para mí. El lunes era la vuelta a la rutina, a la normalidad muy entrecomillable. Es decir, a la normalidad dentro de toda una excepcionalidad que nos había sobrevenido de una forma un tanto repentina. El lunes era otra vez el madrugón con esa música que se me clavaba y me hacía sentir mi soledad más profundamente que en ningún otro momento. Todavía hoy, al pensar en aquellos momentos me emociono y afloran las lágrimas, que consigo contener, como entonces.

La música que más me dolía era la del cóndor pasa, pero no estoy seguro del todo. Quizás fuera una sintonía radiofónica del momento. Era 1972. Lo cierto es que había algo de alivio también porque suponía una semana menos, porque veíamos a nuestros compañeros de clase y a  nuestros profesores. Además, volvíamos a vera los internos que se habían ido de fin de semana. Era también un sentimiento poliédrico y contradictorio. Pero bueno, el recreo era ya el momento estelar. Allí apenas si recuerdo a un interno que se iba casi todos los fines de semana. Era del norte y tenía a algún familiar en el extranjero. Aparecía con un bocadillo de tortilla de patatas impresionante. Era sencillamente espectacular. Grande, jugoso y con un grosor nada común. Alguna vez me lo dió a probar. Para mí fue una experiencia confusa. A pesar de mi apetito y mis muchas ganas aquella tortilla era diferente a la que yo había probado. Tenía un sabor que me resultaba muy raro, casi como picante, pero no era eso. Me dijeron que era la cebolla. Para mí, con esa edad, algo incomprensible. ¿Existían bocadillos de tortilla de patata con cebolla? Evidentemente la respuesta era afirmativa, ante mi confusión. Grao se comía su bocadillo cada lunes como si fuera un trofeo que otros no habíamos conseguido. A veces compartía un bocao, pero poco más. A mí, ese sabor, me disgustaba. Años más tarde, cuando empecé a cogerle el gustillo a esa forma de hacer la tortilla, me venía a la cabeza aquellos tiempos mágicos, preciosos y atroces. Después empecé a cocinar y la cebolla ya estaba presente en casi todas mis comidas. Hice tortillas casi por devoción. Las hice de todos los tamaños, grosores y sabores. Las hice como peculiar forma de despedir el año escolar cada mes de diciembre, con mi alumnado y mis compañeros y compañeras de colegio.

Cada cierto tiempo recuerdo aquellos impresionates bocadillos de Grao, un chico que se iba casi todos los fines de semana.

Tortillas de patata sin cebolla hechas en un campamento de verano.


lunes, 23 de noviembre de 2020

Relatillos de espinas y guiños, 2: una tarde feliz.

 Luce un sol precioso y la temperatura ha subido hasta los quince grados. Desde el grado casi gélido de esta mañana el cambio hace que nos sintamos a gusto al sol. Las siembras ya han nacido y las aceitunas, verdes, y las bellotas, alegran las ramas. Una garcilla bueyera, muy muy cerca del camino, se ha asociado a dos caballos, en un pequeño vallado, pero no espera a que apriete el disparador de mi cámara. No importa. ¡Qué ojazos!¡Qué color blanco tan precioso! La hemos visto muy bien, a escasos dos metros de nuestro coche, antes de salir volando.

Un pequeño paseo, la cálida luz del rápido atardecer, la vida que sigue apareciendo y desapareciendo...Un tractor pasa el rulo (rodillo enorme) sobre la recién sembrada tierra negra, en las inmediaciones del volcán de la Arzollosa. Se ven algunos grupillos o parejas paseando, con sus mascarillas. En un charco también bulle esa fauna tan poco conocida. Algunos mamíferos y aves han firmado en el suelo, atestiguando su presencia. Se cruza una urraca, que carraspea detrás de un chaparro. Allí, un tordo, a lo lejos, una rapaz mediana o grande. Nosotros, volvemos a los quehaceres, después de un agradable paseo, en esta tarde feliz.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

Relatillos de espinas y guiños, 1. ¿A qué hora comían los señoritos?

 Hace ya más de treinta años. Son las tres del medio día. Un joven llega al bar de costumbre. Ha quedado con sus amigos para salir a dar una vuelta al campo. Casi seguro que irán a ver pájaros, sin desdeñar cualquier otro ser vivo, material inerte, paisaje, fenómeno natural o pieza del patrimono. Allí hay todavía algunos conocidos y amigos que están terminando ya las cañas. 

Uno de ellos, que ya se iba, dice:

-Me voy a comer, que ya es hora. Bueno, los señoritos es que coméis a las tres, es verdad, oye, tenéis esa costumbre. El recién llegado se queda un poco sorprendido y sólo añade:

-Yo ya he comido, vengo a tomer café.

Un tercero, quitando hierro a la embarazosa y torpe situación creada, cambia de tema. Pero el joven que ya se iba vuelve a terciar con alguna tontería improcedente. Recibe una respuesta bastante precisa por parte de su compañero de cañas.

-Bueno, a veces, cuando hablamos, demostramos que nos falta un hervor, o que ya estamos en nuestro punto.

Un rato más tarde, ya sin la presencia de tan agudo comentarista, calificador y clasificador de personas y conductas, alguien añade:

-Lo de las horas de comer, en realidad, tiene mucho que ver con los trabajos. Sin ir más lejos, el camarero que nos está sirviendo debe estar deseando de tener un rato libre para poder comer, en la cocina, con un ojo puesto en la barra, como todos los días. Los albañiles comen a la una, aquí en el pueblo, y vuelven a las tres al corte. Los de los bancos y los funcionarios, cuando salen, a las tres y pico...

Ignominia y mentiras del presidente de la Diputación Provincial de Ciudad Real, José Manuel Caballero.

  Seré breve, como requiere la situación. Las palabras del presidente de la Diputación Provincial de Ciudad Real, José Manuel Caballero con motivo de la instalación de una placa con los nombres y apellidos de los fusilados en la posguerra en el cementerio de Piedrabuena, Ciudad Real, son, sencillamente, ignominiosas y, sobre todo, falsas. 

Siento verdadera vergüenza de lo que dijo y espero que pueda rectificar. Por cierto, es justo lo que nos hacía falta, en plena pandemia, ¿esas son las prioridades del PSOE en momentos tan difíciles?

No merece la pena entrar en detalles, ante la burda mentira. Pienso, sobre todo, en las familias de los asesinados en 1936, cuya memoria se quiere borrar y hasta prohibir y perseguir, y cómo con la nueva ley que prepara el gobierno, con la curiosa denominación de "Memoria Democrática" todo será precisamente eso, una gigantesca mentira.


Pintada en Ciudad Real, hace unos años. No me extrañaría que por publicar esta imagen me puedan denunciar, atacar, o procesar.

jueves, 1 de octubre de 2020

Rufián y sus provocaciones.

 Rufián es un político catalán acostumbrado a decir frases cortas, sorprendentes, contundentes cuya única finalidad parece ser la provocación y el mantenimiento en tan preeminente lugar cuanto más tiempo mejor. A medio camino entre el insulto, la injuria, la falacia y la burda exageración, suele prepararse las puestas en escena con fotografías y otros materiales. Juega a una pseudo pedagogía histórico-social en la que lleva al límite sus argumentos. Es como aquello que decía el ministro comunista en el PSOE, Jorge Semprún, sobre los bolcheviques de salón. Bravuconadas que esconden realidades verdaderamente penosas. Interpretaciones variopintas y ultraforzadas, aspavientos verbales con aplomo simplón. Pero nunca dice nada de lo suyo, de los suyos, de la trágica y negra historia que arrastra desde hace decenas de años su ideología y la curiosa colección de siglas, partidos, coaliciones, movimientos, facciones y comités. Esa historia relativamente reciente en la que los comunistas, entre ellos, no es que se llevaran a matar, en el exilio, es que, literalmente, se mataban unos a otros, porque no identificaban, parece ser, al enemigo, ese de la foto mostrada. Pensarlo fríamente es aterrador. Pero nunca nos lo escenificará Rufián y quizás pase a ser delito sólo decirlo.

Mostrar una foto de Franco saludando a un niño, el entonces infante de España, es muy ocurrente. Es política destilada muy práctica para mejorar la situación tan difícil en la que nos encontramos. Aporta mucho a la convivencia, a la relajación de las tensiones, a la solución de los muchos problemas actuales. Ya se sabe, que el rey Felipe VI diera la mano a Franco, con diez o doce años, es sinónimo de militar en el partido político Vox, identificado con los peores males de España, a pesar de su corta historia. 

Me trae a la memoria una polémica de hace muchos años en la que el entonces presidente del gobierno de España, Felipe González Márquez, apareció fotografiado con Gadafi (creo recordar). La oposición utilizó esa imagen como en otras ocasiones se ha hecho con otras fotografías o datos pero...¿habría sido de otra manera de haber tenido otro presidente de gobierno?

Los detractores de la monarquía está claro que están aprovechando estos momentos tan duros para sacar partido. Ven una oportunidad de debilidad, y atacan. Sin embargo, olvidan que en realidad es una simple cuestión aritmética. Y, detrás de esos apabullantes números, hay muchos argumentos de peso. Uno de ellos es que mientras haya políticos con tan bajo nivel que defienden una república la monarquía seguirá fortaleciéndose en España. Incluso con la pretendida Ley de Memoria Democrática no conseguirán sus objetivos, salvo que elijan otros caminos, parece ser, desconocidos. 

Lo que aprendimos hace muchos años es que el cambio de modelo institucional no merece ni una gota de sangre, ni la crispación, la confrontación, el insulto y la mentira. Y es que hay un refrán español que dice que se cazan más moscas con miel que con hiel. Y Rufián, Iglesias, Torra y compañía, no lo saben. Lo peor, es que no lo quieren saber porque supondría que se les caería el chiriguito y tendrían que volver a sus correspondientes vidas.

Joaquín Torra y los huídos...

 Es curioso que hace unos días el ex-presidente de la Generalidad de Cataluña, Joaquín Torra, mencionara al rey emérito, Juan Carlos I de Borbón como huído y sin embargo olvidara decir que él precisamente ha ejercido las funciones porque su antecesor, Puigdemont, escapó rápidamente de la Justicia, parece ser que metido en el maletero. Y algo muy parecido hicieron otros tantos cargos públicos catalanes. Sin embargo, si ya es suficientemente aclaratorio su olvido, volvió a equivocarse ya que el rey no ha huido sino que, ejerciendo el derecho que tiene, viajó libremente al extranjero. 

Pero más me viene sorprendiendo que durante estos tensos meses haya habido tantas críticas y falsedades sobre este acto, exento por el momento de trascendencia política. Pero es más, es que los que critican semejante acción casi con seguridad, habrían pedido que el rey se exiliara, de no haber optado por esa salida. Y desde luego, faltan a la verdad al expresarse en los términos en los que lo hacen.

El olvidadizo Torra ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio. El sustituto de un fugado critica la salida legal del rey emérito.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Sobre el proyecto de ley de Memoria Democrática.

Antesdeayer pude leer el comunicado oficial del gobierno de España sobre el proyecto de Ley de Memoria Democrática. Además, vi algunas noticias en televisión y leí un par de artículos de opinión en prensa conservadora y las propuestas de otro grupo parlamanterio, concretamente Izquierda Unida (en coalición con otro partido).

¡Qué puedo decir! Por un lado, lógicamente, que no he tenido acceso, por el momento, al texto en cuestión. Por otro, que tampoco he leído los argumentos o las opiniones de los defensores de esta futura nueva ley, más allá de lo mencionado.

Desde luego me parece un despropósito de los más grandes que he leído en los años que  llevo prestando atención a la actualidad, es decir, desde mi adolescencia. Así, sólo puedo comparar semejante disparate con algunos proyectos o realidades en materia medioambiental.

Veamos. ¿Es necesaria una nueva ley? ¿Qué razones tiene el gobierno para cambiar la denominación que viene utilizando desde hace años?¿Es el momento adecuado? Y sobre esta pregunta me voy a extender un poco. Estamos en plena crisis socio-sanitaria con una pandemia que amenaza la vida, la salud y la economía. Parece que nos acercamos a otro estado de alarma y la situación económica no puede ser obviada, dada la gravedad de los acontecimientos diarios. Y, en ese escenario, el gobierno se propone ahondar en las diferencias en lugar de hacer lo contrario.

Pero es más ¿qué legitimidad tiene un gobierno sin mayoría absoluta al que le está costando Dios y ayuda (¡perdón, Dios no!, según muchos) sacar adelante los presupuestos generales del Estado, llevando ya mucho tiempo trabajando con los del gobierno anterior...¡que se dice pronto! ¿Es lógico que un gobierno formado por un partido como el PSOE y Unidas Podemos que no fueron los más votados  ni tienen mayoría absoluta pretendan sacar adelante nueva legislación tan poco conciliadora?

Y ya, entrando en materia, parece que los detalles, escasos, que se han aportado por el gobierno revelan una mediocridad cicatera y un deseo más que criticable. Así, sorprende que en un texto legal de este rango -nada menos que una ley- se puedan verter esos graves errores metodológicos y  de concepción desde todos los puntos de vistas, no solo el historiográfico, que ya sería más que suficiente. Todo parece indicar que se trata de un timonazo, pero también de un gran timo, una gran estafa con tintes históricas e ideológicas peligrosísimas.

Si no es así ¿qué sentido tiene fijar una fecha tan exacta (en realidad, cargada de imprecisiones) como el 18 de julio de 1936 como punto de partida de todo lo que se quiere legislar, prohibir, censurar y perseguir? ¿No sería más lógico que se hiciera una declaración oficial en la que se afirmara que nuestro sistema político, legislativo, educativo y judicial condena los golpes de Estado? ¿Qué diferencia hay entre el golpe de Estado organizado por el llamado Pacto de San Sebastián, las otras intentonas o la mismísima mal llamada Revolución de Octubre de 1934 y el de julio de 1936? Quizás fuera el momento de dejar dicho que ni unos ni otros y que la misma II República fue un "alzamiento nacional" según los propios republicanos del momento, en un documento tan "objetivo" como la "Gaceta de Madrid" (equivalente al Boletín Oficial del Estado) ya que se convocaron unos comicios "municipales", repito "municipales" y lo que ocurrió es que se cambió de régimen.

De manera que la elección de la fecha no deja de sorprender y causar estupor. Es sencillamente una arbitrariedad verdaderamente malintencionada y preocupante por cuanto desvela las intenciones de sus autores y autoras.

Y así, suma y sigue. El Valle de los Caídos, los restos mortales del presidente de un partido político encarcelado antes del golpe de Estado y fusilado a los pocos meses por el gobierno republicano, José Antonio Primo de Rivera y un buen número de extrañas actuaciones como la instauración de dos días especiales, el 31 de ocutbre y el 8 de mayo o la curiosísima constitución de una "Comisión Estatal de la Memoria y Reconciliación con el Pueblo Gitano". No soy capaz de comprender de qué va el tema. Me suena, sinceramente, a una aproximación muy peligrosa a medidas totalitarias y que, lejos de mejorar nada, vendrán a radicalizar posturas, aumentar el malestar y crear inquietud.

Así, que por ley se diga lo que es bueno y lo que no, y que se pueda prohibir cualquier idea que se salga de los estrictos raíles del dictado político, no parece precisamente democrático. De manera que da la sensación de que sólo hubo víctimas de un lado y verdugos del otro. Y es más, se da a entender que todos los muertos del lado bueno eran víctimas cuando la realidad es que había de todo. Me explico. No justifico la violencia pero, hablando históriográfica y lo más objetivamente posible, no es lo mismo que se fusilase a un maestro, a un alcalde o a un concejal por sus ideales de izquierdas a que se hiciera con personas que hicieron correr la sangre, como ocurrió en determinados -muchos- casos.

Y, por cierto, si se habla de "democracia" ¿no se está falseando la realidad, el concepto y el término? Venga, vamos a ver si nos aclaramos un poco. Las personas que hoy defienden o defendemos los sistemas democráticos nos referimos a prácticas parecidas, tan mejorebles como pudieran ser, a las actuales. 

Sin embargo en aquellos tiempos de julio de 1936, de antes y de después, ¿quiénes defendían la Democracia? La inmensa mayoría de políticos de izquierdas, no nos engañemos, o, mejor dicho, no nos engañeis, lo que querían, por lo que luchaban era por otra práctica no nombrada y que debería aparecer en una ley que merezca tal nombre. Esas personas, partidos, sindicatos de esos años lo que querían era la instauración de la "Dictadura del Proletariado" y no precisamente una Democracia. Pero estos aspectos tan, tan importantes nunca se dicen, nunca se citan, no se incluyen ni en los libros de texto de nuestro alumnado de Secundaria y de Bachiller. Y el profesorado hace lo que ... ¿puede? ¿quiere?¿le dejan? Desde luego la televisión, la radio, algunos periódicos y un amplio elenco de políticos cumplen perfectamente su cometido de estar hablando siempre de los mismos tópicos y falacias y obviando otros datos esclarecedores.

De manera que, si esa ley llega a buen puerto, en realidad significará que las cosas van muy mal en España y que nuestros políticos en el poder han perdido toda credibilidad, honorabilidad y honradez histórica y democrática. ¿Dónde quedará la libertad de expresión? ¿Dónde el derecho al libre pensamiento?¿Dónde la libertad de conciencia? ¿Será un delito decir estas cosas que digo? ¿Qué me pasará si digo que Azaña era un golpista, por ejemplo? ¿Qué me dirán cuando cuento que en casi todos los pueblos de España, cuando llegó la II República, se cambiaron los nombres de muchas calles para ponerles el nombre de dos militares golpistas convertidos en héroes? ¿Eran héroes por levantarse militarmente contra un gobierno legítimo? Pero claro, todo esto no entra en la nueva ley de Memoria Democrática porque ocurrió unos años antes del 18 de Julio de 1936. 

De cualquier manera, habrá que esperar a leer los textos elaborados y ver cómo evolucionan, si es que lo hacen. Desde luego, las propuestas de Julio Llamazares son, sencillamente, absurdas y humillantes. No sorprende viniendo de una persona que, siendo comunista, nunca dice nada de los suyos...Y habría mucho que decir.

No quiero terminar sin decir que no me considero de ningún partido político ni de ideología política concreta alguna y que respeto el dolor de los descendientes de las víctimas y su deseo de recuperación de sus restos mortales pero, me temo, esta ley no va de eso, sino de otra cosa, controlar a los que no piensan igual y generar una corriente de pretendidos apoyos entre determinados grupos sociales muy poco ideologizados y motivados. Una pena que se hagan las cosas tan mal.



sábado, 27 de junio de 2020

Esa sopa tan común llamada envidia.

La envidia es un sentimiento humano. Desde pequeños aprendemos a reconocerla fuera y dentro. A veces, muchas veces, no da la cara, no se manifiesta, no se ve con facilidad. En dosis muy muy pequeñas, supongo que es no sólo normal sino hasta aconsejable. Pero la verdad es que la envidia existe. Se puede pensar que no, habida cuenta de la escasa atención que se le presta. No se estudia, por ejemplo, con la intensidad y objetividad necesarias. Curioso si lo comparamos con tantas áreas, asignaturas, contenidos, competencias, conceptos o temas. No hay un delito ni una falta que la configure o delimite. ¿Se habla de ella? Creo que mayoritariamente en el ámbito privado pero a veces salta al escenario público. Pero lo cierto es que se ha dicho que la envidia era o es el gran pecado, la gran falta o defecto de los españoles. Y no menos cierto es que se trata de una sopa muy común, de una suerte de charco muy extenso, un lago de profundidad desconocida y de características poco visibles. 
Pero, si se presta atención, antes o después, la envidia aparece, asoma con su forma de lengua bífida, de mirada de reojo, de hacer el vacío, de dar de lado, de ninguneo, de no hacer aprecio, de soltar frescas, o nada frescas, de contar algo al cabo de los años, de soltarlo en un estado de embriaguez, de entusiasmo, de miedo, de nerviosismo o en un simple ataque de sinceridad. A veces la envidia dibuja acciones absurdas, pero se expresa, porque no puede estar siempre oculta, o eso se cree.
Pienso, quizás porque no he leído lo suficiente, que en nuestra Literatura, es decir en la Literatura Española, aparece mucho menos de lo que le correspondería. Dejando de lado esta elucubración sobre algo que desconozco, sí me parece que este importante sentimiento humano es considerado como tabú. Mejor no hablar del tema. Pero lo cierto es que es un verdadero problema para las personas que la sufren, pero también para los que los rodean y, los que, de alguna manera, son el objeto de esa "desviación" de la conducta.
Hay un detalle que puede llamar mucho la atención y es cómo, en ocasiones, puede dar la cara al cabo de  años, de décadas y hasta de muchas décadas. Y, por último, la envidia afecta sorprendentemente incluso a aquellas personas que, de entrada, podría parecer que no tiene lógica que la experimenten. Hay quiénes dicen que es como una especie de vértigo, más acusado cuanto más alto se está. 

sábado, 29 de febrero de 2020

Cuando las formas inadecuadas reflejan el interior.

Una vez una mujer me dijo que no se puede caer bien a todo el mundo y que, en la misma medida, no todo el mundo nos puede o tiene que caer bien. La reflexión se fue haciendo cada vez más concreta, con ejemplos propios y ajenos. Así, surgieron en la conversación los casos de las personas que, dicho de alguna manera, "no saben", es decir, en realidad, por diferentes causas no son capaces de comportarse de una manera, digamos, respetuosa. Por otra parte estaban los que no querían, es decir, las personas que, sabiendo, no se comportan de una forma adecuada. Y la experiencia, el día a día, un mínimo de observación bastan para captar las diferencias. ¿Cómo explicar las grandes diferencias entre unas situaciones y otras de algunas personas y en algunas circunstancias? Así, esas personas que pasan por ser muy simpáticas, muy amables, muy...¿cómo pueden cambiar tanto en segundos?¿cómo se transforman en apenas unos centímetros de distancia? Todo en esta vida parece ser que tiene explicación.
Muchos años más tarde, con motivo del movimiento llamado 15-M un amigo me habló de un concepto que yo no conocía: el atasco o tapón emocional. Me puso algunos ejemplos. Me sirvió para identificar situaciones y vivencias, también propias y ajenas.
Lo cierto es que la híper-actuación y la actitud contraria son buenos indicadores de la realidad. De alguna manera, reflejan el interior, lo dibujan, me atrevería a decir, que con un estilo desgarradoramente hiper-realista.

¡Háztelo mirar!, curiosa expresión enjuiciatoria y ofensiva.

Desde hace un tiempo, no mucho, vengo escuchando la curiosa expresión "¡Háztelo mirar!" con una clara intencionalidad enjuiciatoria. Así, cuando alguien "recomienda" a otra persona que se haga ver determinado supuesto problema, dificultad, defecto, enfermedad, síndrome, carencia...lo que está haciendo es, sencillamente, un juicio de valor muy contundente. La particularidad de la expresión es que se usa para las cuestiones relativas a una cuestionada salud mental. En realidad lo que te dicen con esa aparente inocua expresión es que necesitas la ayuda de un especialista, es decir, un psicólogo o un psiquiatra. Sorprende que la alocución no sea precisamente proferida por facultativos sino por quiénes,  rayando en la falta de respeto y la agresión verbal, dan por sentado esa necesidad. Se podría contestar con alguna fórmula más o menos defensiva, o incluso de similar carga negativa. Desde luego la pregunta del fundamento de la aseveración, de la base, del conocimiento sobre el particular podrían desarticular esa forma nociva de comunicación.
Parece evidente que desde un sentir emocionalmente sano, noble, fiel, respetuoso y educado no procede semejante juicio de valor. El refranero español, tan rico, contiene muchas máximas que podrían servirnos para entender el trasfondo pero también para hipotéticas respuestas.
He hecho una búsqueda rápida en Google y me he encontrado con un breve texto de un canario en el que critica el uso del "háztelo mirar" dado el origen "godo", es decir, peninsular. Penoso, igualmente.

martes, 11 de febrero de 2020

Echar en cara, ¡casi na!

Lo que para algunas personas es algo tan cotidiano que ni reparan en ello para otras supone un verdadero problema. Estoy hablando de esa conducta que denominamos "echar en cara" y que se puede denominar de diferentes maneras, con sus correspondientes matices, tonos, gesticulaciones, caras, situaciones...Así, se puede escuchar: reprochar, afear (la conducta), soltar (normalmente, soltarlo, soltarla), dejar caer, restregar ...
Cuando decía que para algunas personas supone un problema me refiero a que, por un lado, les resulta muy violento que les digan algo negativo pero también al hecho de que, por diferentes causas, les cuesta mucho recurrir a esa forma de comunicación que conlleva un cariz negativo, una suerte de ataque frontal que puede no casar bien con determinadas formas de ser, caracteres, costumbres, entornos, convicciones, deseos y hasta ideologías y creencias.
En el otro extremo, precisamente lo contrario. El reproche, en cualquiera de sus formas, como forma cotidiana de relacionarse. Y entre medias, millones y millones de posibilidades que tienen mucho que ver con factores no percibidos en la mayoría de ocasiones como pueden ser el lugar de procedencia, el carácter personal y/o familiar o el aprendizaje vivido (o sufrido,según se mire).
Lo curioso es que no se suele hablar mucho del tema. No suele aparecer ni en la gran pantalla, ni en la mediana ni en las ahora superabunantes y ubicuas, las pequeñas pequeñas, los móviles. En la radio y la prensa tampoco he topado con demasiadas alusiones, aunque quizás sean dos medios más ricos, en general.
Con el tiempo vamos aprendiendo a defendernos y, en la misma medida, más o menos, a "atacar", que puede ser una forma de ataque.
Una vez una joven, en una reunión familiar, tras varias intervenciones en las que se sucedían preguntas sobre cuestiones un tanto personales dijo algo así como: "yo también sé atacar", que me recuerda a otras formas parecidas como: "lo dejamos así o entramos en detalles...de todos".
En una ocasión, una persona que no había cumplido con su obligación y su compromiso profesional, para defenderse, dijo que no iba a permitir que se le afeara la conducta, y justo después inició su particular "repaso" (otro cuasi sinónimo de "echar en cara") a otros presentes, con la particularidad de que esos sí habían cumplido.
Son tantas las modalidades en pro y en contra que resulta difícil sintetizar. Desde luego es muy de agradecer cuando una persona te dice las cosas en su justo momento, con buenas maneras, delante de las personas justas...sin intención de dañar, ridiculizar o señalar. El respeto, la empatía, la cordialidad, lo que llamamos normalmente "educación" son motivos de aprecio y de agradecimiento. Y, en la otra orilla, ya sabemos lo que hay, y, muchas veces, quién o quiénes...
Decía Alfonso Ussía hace unas semanas en uno de esos artículos de La Razón que, como pimientos de Padrón, insultan o non...que un político reveló que hablaba muchos idiomas pero que, sobre todo, se sabía callar en todos ellos. Quizás sea esa una de las mayores virtudes del ser humano.

Continuará...

Continuará...

domingo, 26 de enero de 2020

Trazabilidad de la maledicencia y el falso testimonio.

Algunas veces me he preguntado por el origen de lo que llamamos maledicencia, falso testimonio u otras realidades semejantes. Hoy, curiosamente, para hablar de algo muy semejante se recurre al inglés. Así, se habla a diario de "fake news" o noticias falsas.
Lo cierto es que he detectado, en algunas ocasiones, la fuente de la que provenían algunas falsedades. En otras, me he quedado muy cerca, con algo parecido a una hipótesis con bastante fundamento. Lo cierto es que en demasiadas ocasiones hablamos como si supiéramos, afirmamos incluso acusaciones graves o sencillamente, faltamos a la verdad.

jueves, 16 de enero de 2020

Sobre el concepto "cerrilismo".

Llevo varios días pensando en el concepto "cerrilismo" y en su adjetivo, poco usado hoy en día, "cerril". 
Cuando yo era pequeño nuestros mayores usaban un vocabulario muy rico y expresivo que, a mi juicio, está desapareciendo o, al menos, escaseando. Otras palabras son usadas en su lugar, muchas veces procedentes del inglés. En mi opinión, en términos generales, es un error y, sobre todo, una pérdida, pero el habla evoluciona y cambia, a pesar de la Lengua. Ayer, sin ir más lejos, escuché al cantante Loquillo en la radio, en RNE, con esa impostación intelectual que le caracteriza, hablar de los "luser" ("loosers", supongo). Me pregunto qué tanto por ciento de los oyentes de ese programa conocen el término y si tiene sentido expresarse así. ¿No lo sabe decir de otra manera, él, que va de...? Da igual, cada uno es cómo es.
Sea como fuere, lo cierto es que la palabra cerril es muy necesaria, desafortunadamente, hoy, en 2020. Tras echar un vistazo al diccionario de María Moliner y al de la Real Academia de 1992, me quedo con ganas de profundizar un poco en el trasfondo del significado. Aún corriendo el riesgo de decir auténticas barbaridades.

Así, cerril viene a significar salvaje, no domesticado, brusco, hosco, y, en particular, que no atiende a razones, obstinación ante la evidencia. Pero, lo curioso es que no se debería utilizar el término para designar por igual a la persona que, por diferentes causas, tiene una serie de carencias, problemas o síndromes con la que no presenta esas características. Es decir, si una persona, por no haber recibido la educación necesaria, o por haberla recibido con una orientación más bien negativa, se comporta cerrilmente, se puede comprender y perdonar. Un hombre o mujer con un trastorno del tipo que sea no es igual que quién aparentemente es muy correcto.
Sin embargo, cuando esa persona cerril no presenta esas carencias y su comportamiento obedece al mal humor, al odio, al desprecio, a la inquina, a la negación de lo evidente -porque no se acepta la crítica, porque no se soporta que nos corrijan, multen, enmienden, lleven la contraria, porque no se admiten las diferencias ideológicas, religiosas, sexuales, raciales, económicas, culturales, sociales, locales o nacionales...-entonces, estamos hablando del verdadero, del genuino, del auténtico cerrilismo. Y ese es el que molesta de verdad, el que duele, el que hiere y del que hay que protegerse, sin llegar nunca a ponerse al mismo nivel, pero sí con energía, con fuerza, con la inteligencia emocional que se disponga, con habilidad y con la capacidad de evitarlo, sobre todo, en el futuro.

Si se piensa con calma, hay grados y no es lo mismo que alguien suelte lo que se suele denominar "una coz", ya de por sí preocupante y hasta peligrosa, sobre todo para las personas con sistemas inmunológico-emocionales por debajo de la media, a vivir todo el desarrollo del paroxismo cerril, que se suele retroalimentar, como algunas tormentas.

Ambientes y atmósferas favorables hay y hasta propicias y generadoras de esas actitudes. Lo que suelo denominar "la politiquilla", o la política de mi baldosa, el egoísmo, la falta de empatía, la envidia, el sentimiento exacerbado de clan o grupo, la mediocridad estructuralizante, la autocomplacencia, el apoyo incondicional, el narcisismo en cualquiera de sus formas, los ambientes, en general, muy cerrados sobre sí mismos...suelen generar esas conductas.
Lo cierto es que el cerrilismo existe y cuando se vive de cerca resulta bastante negativo. Y lo eor que se puede hacer ante una manifestación cerril es reír la gracia. 
El ser capaz de escuchar, de leer, de observar, el estar en disposición siempre de aprender, de descubrir, de sorprendernos, el mantener la curiosidad como una luz que nos guía, son verdaderos antídotos contra el cerrilismo. Por cierto, el alcohol y otras sustancias yo las considero, siguiendo el ejemplo de nuestro ejército, no un atenuante sino un agravante. Un amigo me decía hace poco que él no suele beber pero que cuando lo hace se pone cariñoso, más agradable, simpático, y hasta parlanchín...frente a los que se ponen agresivos, maleducados, faltones y demás...incluyendo esa categoría de la que estoy hablando: el cerrilismo.
Y por último, hay quiénes sacan provecho de esas conductas y las inducen, las propician, y me atrevo a decir, que las cultivan...Desconozco si hay vocablos en español para ellos. Me quedo con la idea de que quien siembra vientos recoge tempestades.