El político ya retirado Julio Anguita González, a sus 76 años, nos viene ahora a hacer una propuesta de lo más original y hasta pintoresca: nos dice que pasemos de una monarquía parlamentaria con una trayectoria de 43 años -en la que él ha participado durante prácticamente toda su vida laboral como político profesional-a una imaginaria república sin mucho más argumento, sin apellidos y sin especificar a qué se refiere, a quién se quiere parecer o con qué otra la podríamos comparar.
Viendo su trayectoria y su gran empuje electoral y el de su partido -al borde de la desaparición-resulta un poco contradictorio. Más chocante es su cercanía a algunos políticos que, precisamente, han sido claves para desmantelar, si no derribar, su anterior estructura política hasta dejarla en el mismísimo esqueleto.
Viendo su trayectoria y su gran empuje electoral y el de su partido -al borde de la desaparición-resulta un poco contradictorio. Más chocante es su cercanía a algunos políticos que, precisamente, han sido claves para desmantelar, si no derribar, su anterior estructura política hasta dejarla en el mismísimo esqueleto.
Es decir, que no habiendo ganado más que la alcaldía de Córdoba, la primera vez con una coalición, y su escaño de diputado en tres ocasiones, además de las secretarías generales del Partido Comunista de España y de Izquierda Unida ahora nos dice que va a liderar el movimiento por la III República.
Es muy posible que el término "movimiento" se quede en un simple conjunto de gestos, muecas, actitos y proclamas. Puede que recurra a esa peculiar forma de conseguir el poder de años anteriores como el "rodea el Congreso", auténtico golpe de Estado frustrado, o incluso que se alíe con aquellos que, precisamente, lo que quieren es romper la unidad de España.
Es muy posible que el término "movimiento" se quede en un simple conjunto de gestos, muecas, actitos y proclamas. Puede que recurra a esa peculiar forma de conseguir el poder de años anteriores como el "rodea el Congreso", auténtico golpe de Estado frustrado, o incluso que se alíe con aquellos que, precisamente, lo que quieren es romper la unidad de España.
Sea cual sea su estrategia, la del político septuagenario retirado Julio Anguita y sus hipotéticos socios, sería de agradecer que, llegado el momento, sepa respetar la voluntad de la mayoría, la inmensa mayoría de españolas y españoles. Y que, incluso, conseguido su objetivo, sea capaz de, como mínimo, ser tan democrático como lo es nuestro sistema actual.
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