Ayer, 10 de septiembre de 2018, pude leer en el diario La Tribuna de Ciudad Real un artículo de Domingo Sánchez Miras. Me sorprendió negativamente. Viene a ser una réplica, breve y sin fuerza, del terremoto que estamos viviendo en España en torno a la Guerra Civil de 1936-1939 y de la exhumación de los restos mortales de Franco. Cualquiera que le lea se habrá dado cuenta de que no insulto ni uso epítetos, de manera que debo ser , como mínimo, sospechoso, y, casi seguramente, culpable de algo. Y así es como está el patio. Temas que son casi de manual ahora se presentan al revés, obviando todo lo que podría hacer entender lo que ocurrió en el pasado.
Hablar de la memoria, de como los demás utilizan o han utilizado a su antojo la Historia y de cosas por el estilo y no ser capaz de intentar, siquiera someramente, equilibrar o calibrar un mínimo esas visiones me parece muy poco serio y sinónimo de subjetividad y desprecio a la verdad. Es como pretender que se quiere comparar el precio de dos objetos y olvidar pone uno en la balanza. Hablar del golpe de Estado de Franco y no hablar de los otros, de los anteriores, hablar de un dictador y no de otros, hablar de dictadura como si el resto fueran demócratas es sencillamente un insulto y una falta a la verdad.
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